Críticas a la parrilla

lunes, noviembre 20, 2006

La mala leche como producto

¿Qué está pasando con la televisión y, más en concreto, con Telecinco? Por si no teníamos suficiente con la mala leche y los enfrentamientos -más o menos reales- en los programas de corazón, ahora nos inundan con enfrentamientos -más o menos reales- en los realities de la cadena. Porque lo de Mercedes Milá con uno de los concursantes de Gran Hermano el jueves pasado (¡qué agresividad, madre mía!) se podía ver venir, pero cuando en OT, programa símbolo del buenrollismo, los profesores, alumnos y jurado acaban lanzándose, no ya recaditos e indirectas, sino frontales ataques personales, es que definitivamente algo está cambiando. Este tipo de situaciones me suelen tensar mucho en general y soy más de intentar meterme debajo del sofá, como Jesús Vázquez, pero tengo que reconocer por otro lado que, en esta edición de OT que apenas estoy siguiendo (y eso que soy de las que se vio todas las anteriores), los momentos Risto son los únicos que espero con interés. Así que supongo que la estrategia de la agresividad, producto -imagino- de la perdida de interés del público por la esencia de estos concursos y la necesidad de encontrar nuevos atractivos, está funcionando, como lo corrobora también el hecho de que la última gala de GH fuera una de las más vistas de esta edición o que OT vaya incrementando su audiencia semana tras semana.

El principal artífice de esta nueva era de la mala leche, Risto Mejide -aka Risto Mejode- se puede considerar ya uno de los personajes televisivos del año, que ha dejado a la altura de tiernos corderitos a sus agresivas antecesoras: Pilar Tabares (¡qué grandes tiempos de OT!) y Noemí Galera. Lo que está claro es que Risto predica con el ejemplo y ha hecho de sí mismo un producto que está sabiendo vender perfectamente. Si no, mirad como ha conseguido ya ser invitado e imitado en el programa de Buenafuente.


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